Esta es una mala costumbre en muchos aspectos de nuestra existencia. Y en el dojo más.
Es frecuente que pongamos empeño y dedicación en aprender y alcanzar metas, al tiempo que vemos a otros avanzar más rápidamente y, aparentemente, con menos esfuerzo. Esto puede conducir a cierta frustración en el que se queda atrás, y, al mismo tiempo, a cierta vanidad en el que va por delante.
Sin embargo, hay muchos errores de observación, que pueden ayudar a matizar estos hechos, y que no se suelen tener en cuenta.
Para empezar, el aprendizaje de las personas no es lineal. Al contrario, puede haber períodos de estancamiento, pasa el tiempo y no parece que avancemos significativamente. Retrocesos incluso, que parezca que cada día es peor. Todo esto compensado, con épocas en las que el avance se dispara, o es más evidente.
Otro hecho que no se valora suficientemente es que cada kenshi (practicante de Shorinji Kempo), es más hábil en unas cosas que en otras. Solemos sufrir por nuestros defectos y no apreciar nuestras virtudes.
Por otra parte, algunos empiezan a practicar con 12 años, y otros pasados los 50. Y sin embargo, esto no debería preocupar a nadie. Cada uno tiene su propio ritmo de avance. Lo importante es entrenar cada día y disfrutar de los progresos, que sin duda alguna, los habrá.
En otras ocasiones, debemos dejar la práctica durante un tiempo, por motivos de trabajo, enfermedad, o cuestiones personales. Y al volver, vemos que nuestros compañeros de nivel han avanzado mucho. Ningún problema debes tener en esto. Reinicia tu entrenamiento y sigue tu camino. En el dojo de Shorinji Kempo solo encontrarás ayuda y apoyo.
El Shorinji Kempo es un gran arte marcial, muy centrado en la defensa personal, que permite tanto a niños como a mayores, personas más ágiles o menos, con diferentes corpulencias, disfrutar, aprender y colaborar juntos, mientras adquieres salud física, un cierto aplomo y conocimientos de defensa personal.
Pero ojo, ¡no te compares con nadie!
José María Gil Corral